No sabía cómo… y lo llamó rutina…
Metió todos aquellos años en un cajón,
lo cerró y se colgó la llave al cuello.
Una mañana,
a la hora de hacerse el rutinario moño, descubrió una marca y una falta.
La marca, en sus ojos…
La falta, en el cuello…
No quería olvidar y olvidó recordar…
Vir
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