Esto no es una ensalada normal… es un manjar. Primero para la vista, después para el olfato y más tarde para el paladar.
Mira que a mí la fruta en las ensaladas no me terminaba de convencer, pero el equilibrio entre las diferentes texturas y los sabores es tan magnífico que esta ensalada la considero de 10.
Si os parece nos metemos con ella, que presiento que estáis como los perrillos de Pávlov.
Ingredientes: Espárragos blancos de Navarra, fresones, aguacate, cebolla morada, canónigos, aceitunas negras, naranja, orégano, sal y aceite de oliva virgen extra.
La infraestructura: tabla de corte.
Los pasos: Lo primero de todo es lavar bien los canónigos y los fresones y ponerlos a escurrir. Seguidamente pon también a escurrir los espárragos. Reserva.
Seca ligeramente los fresones, retira las hojas y pártelos de cuartos de manera longitudinal. Reserva.
Parte a la mitad el aguacate, saca el hueso y pélalo con cuidado. Haz gajos de 1cm y reserva.
Emplatado: Coloca una cama de canónigos, encima dos espárragos, a un lado pon un par de gajos de aguacate. Coloca por encima unos cuantos trozos de fresones, unas lascas finas de cebolla morada y unas aceitunas negras y espolvorea por encima un poco de orégano.
Llega la hora del aliño, sal como acostumbres para una ensalada, aceite virgen extra y sustituiremos el vinagre por zumo de naranja.
Sírvela enseguida para que no se oxide.
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