Jaime y Anna, no pudieron invitar a su boda a muchos de sus amigos, se casaban fuera de España, pero celebraron una fiesta en el chalet de sus padres con muchos de ellos.
¿Mi contribución? Algo sencillo. Un poquito de protocolo por aquí…, mucho de agradecimiento por allá… y una chispa de recuerdo…
¿En qué consistió? En el diseño de una pequeña pieza que se situaba encima de los platos y cumplía varias funciones, actuaba de mesero, de recordatorio de la fecha y daba las gracias por la asistencia. Treinta amigos se llevaron este pequeñísimo detalle para recordar, incluso entre las páginas de un libro, esta fantástica velada.
Y es que pequeños gestos como este, una mirada cómplice y un gracias sincero son capaces de llenar rincones de nosotros que no sabíamos ni que existían.
La velada transcurrió en un jardín, a la luz de velas y pequeños farolillos, natural y sencillo, como ellos, pero eso forma parte de su intimidad.
Espero que os haya gustado y que encontréis en estos humildes detalles, grandes gestos de amistad.
Buen fin de semana.
Virginia
Bellas palabras y bello detalles; cosas simples que nos iluminan para siempre. Besitos
ResponderEliminarLos detalles tiene que estar cargados siempre de verdad y cariño.
EliminarBss
Un detalle muy bonito y de bueno gusto para una boda (post boda, o lo que sea), además de práctico, cosa que se agradece.
ResponderEliminarGracias, Loque, yo tengo una costumbre, y es firmar y fechar los libros y hacerme un marcapáginas.
Eliminarprecioso detalle, bonito recordatorio y además útil. Saludos Virginia.
ResponderEliminarEl tres en uno. jajaja
EliminarBss