Después de doce meses ya estaba lista para dejarlo en manos de otros.
Le sonrió como todos los días, le vistió lentamente con un peto calentito y asumió que la despedida sería dura.
Le dió un beso fuerte, le apretó como si se lo fueran a quitar de los brazos y se dío media vuelta… no quiso volver la mirada… mejor así, no ver en sus ojos el gesto de abandono…
Ya, de camino al trabajo, con una culpa insoportable y habiéndose despachado de lágrimas, sacó una foto de la cartera y se dijo: Mejor así… en unos días no nos acordaremos de esto y seremos capaces de disfrutar de las mañanas.
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Dedicado a todas esas madres que pasaron por el mal trago del primer día de guardería.
Virginia
Es verdad, se debe pasar muy mal, sobre todo cuando el niño se queda llorando, aunque a lo mejor se le pase a los 5 minutos, a la madre le queda la mala conciencia mucho más tiempo.
ResponderEliminarYo le dejé por primera vez el día que cumplió su primer año.
EliminarLa verdad es que no lloró, pero te vas con un sentimiento de culpabilidad brutal. La primera semana estás todo el tiempo pendiente del teléfono por si le pasa algo.
Luego, independientemente de mocos, gastroenteritis y demás, ves que es bueno, que le hace un ser más sociable, y que tú empiezas a recuperar parte de tu vida y eso, también es bueno.