Le oigo trastear en la cocina.
Yo, desde la mesa de mi estudio no reparo ni en la hora que es.
Miro de refilón el reloj… joder, ya son las 14.00 h y no he preparado nada…
A voces, le pregunto: ¿puedo ir? El me contesta: No.
Me acerco a la puerta de la cocina y con picardía lastimera le digo: Es que tengo sed…
- Un momeeeeento, ahora salgo…
Le espero sentada en las escaleras.
Me trae un botellín de agua. Sale, cierra la puerta de la cocina y me da un abrazo.
Lo agradezco, llevo toda la mañana metida en el estudio y él, solo, por la casa.
Cuando le tengo entre mis brazos se retira, me mira y dice: "Me voy que tengo algo en los fuegos…"
Mis ojos son grandes, pero por efecto del abocinamiento tragedia se han triplicado como la puerta de una catedral. Se ríe y tiernamente me dice: que nooooo!!!, tranquiiiilaaa que no te prendo fuego la cocina…
Ha preparado unas tapas para comer, y yo sólo tengo ganas de comerme sus doce años.
Vir
Por favor, qué rico!!!!
ResponderEliminarTe lo dije y lo repito: este chico te ha dado muy buen resultado!
jajaja, pues va a ser que si.
EliminarAunque también tiene sus ramalazos pre adolescentes…
Bss