Tengo que encontrar la manera de hacerte entender
por qué en la vida se sufre,
por qué los años pasan y los problemas crecen,
por qué a menudo el que más pone, más pierde,
por qué sin razón aparente todo se desmorona.
Tengo que contarte por qué en la vida debes arriesgar
y equivocarte… y con ello aprender.
Debo prepararte para ser amplio de miras y
conseguir que te preguntes por todo.
Debo ser tu ejemplo, tu almohada y tu cruz.
Debo enseñarte a medir el miedo…
Quiero que, aunque sea incómodo e incierto,
te expongas ante los demás
y no busques la comodidad del gris,
porque descubrirás y te descubrirás,
porque te harás más fuerte.
Aún así, me queda una lección sumamente importante…
debo explicarte y no sé cómo
que la vida tiene mucho de caprichosa y tendrás que aceptar sus reglas invisibles.
Esa fortaleza de la que antes te hablaba te ayudará a recuperarte,
te ayudará a recobrar el aliento
porque la vida sigue y te pedirá que saltes sus olas,
y verás que merece la pena.
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A mi hijo adolescente, que cada día se pregunta por más cosas.
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Virginia
Esa fortaleza de la que antes te hablaba te ayudará a recuperarte,
te ayudará a recobrar el aliento
porque la vida sigue y te pedirá que saltes sus olas,
y verás que merece la pena.
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A mi hijo adolescente, que cada día se pregunta por más cosas.
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Virginia
¡¡Bravo Virginia!! Lo compartiré,sobre todo, con mis hijas a las que solía decirles cuando protestaban o alababan mis decisiones: No os equivoquéis,no soy vuestro amigo soy vuestro padre.
ResponderEliminarGracias, Jorge
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