19.2.14

Momentos del día…


Mientras se miraba al espejo, retiraba lentamente el rimel de sus ojos. Repasaba el día. En una palabra: Improductivo. Había pasado el día de un lado para otro montada en el coche. Los cortos e intermitentes momentos que había tenido para trabajar, habían sido del todo escasos para sacar algo con sustancia.

Se detuvo al ver un pequeño arañazo que tenía entre las cejas…

Siguió pensando. Se volvió a detener en su rostro, hizo cuatro muecas, se pellizcó la oreja y mirándose a los ojos pensó: Verdaderamente Cris tiene razón, a partir de los cuarenta la cara se cae, bueno, se cae todo. 

Se rozó el rostro con la yema del dedo… Qué suave… ya no es la suavidad del bebé, ni la tersura de la juventud, es la suavidad de los años…

Ya! Fuera pensamientos negativos!

Desenvolvió uno de sus jabones, uno de aquellos paquetes hechos con tanto esmero por Paula… y se paró a leer el nombre: MOJITO. Se lo acercó a la cara y aspiró su olor. Qué bien huele!

Mientras se mojaba las manos, volvió a mirarse al espejo. Sonrió. Bajó la cabeza y se mojó la cara. La limpió.

Eliminó el día absurdo e improductivo y se preparó cómoda para sentarse a escribir.

Ya delante del ordenador volvió el olor a limón y menta y le recordó que aunque sabía que era demasiado dura con ella misma, se quería, se aceptaba, aunque se le estuviera cayendo la cara… 

4 comentarios:

  1. Qué bien. Y qué casualidad haber contestado hace poco a tu comentario con lo bueno que es quererse a sí mismo.
    Un beso.

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  2. Pues si, amiga.

    La cara se cae.
    Y se arruga un poquito.
    Y el cuerpo, como dice una amiga bastante mayor y sabia, no es que engordes... El cuerpo se desparrama!. (si esto fuera un wasap, visualizar esmaili llorando de la risa)

    Pero amiga. La Naturaleza es sabia.
    Y coloca una balanza que hace posible La ley de la Compensación.

    Y entonces te das cuenta que los años también arrastran cuentas de cristales brillantes, pulidos, hermosos, cantos rodados y rodados y que a fuerza de rodar han perdido las aristas, los picos, las espinas.
    Y entonces solo queda eso.
    El centro.
    La esencia.
    Lo suave.

    Ni lo dudes, amiga.

    Nosotras, las mujeres adultas y con arrugas en la caray muchísimas en el corazón, somos las piedras más bonitas de la orilla, las que en los agostos vamos guardando en la mano cuando paseamos con nuestras amigas maravillosas por la playa; luego las guardamos en un bote de cristal que nos hará sonreír en los inviernos largos, fríos, eternos, como éste.
    A las piedras. A las amigas las guardamos en la memoria y en el wasap y nos hacen sentirnos únicas y perfectas (visualizar el esmaili de la niña rosa que se echa las manos a la cabeza!)

    Feliz dia.
    O a descansar.
    Depende de la hora en que lo leas.

    Besis,
    Tomasa.

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    Respuestas
    1. Tu si que eres sabia.
      Perdemos unas cosas y ganamos otras, quizá más importantes.
      Pero qué grande eres!!!

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