22.1.13

Acerca de mi…


Llegados a este punto en el que se toma la decisión, y sintiendo que está una al borde del precipicio, una, decide volar. VOLAR, como el más estricto de los deseos, como la más estricta de las necesidades. Después de unos años dedicada a hijo-familia-trabajo necesitaba poner en perspectiva todo, recuperar mi esencia, esencia que había estado hibernando en un cajón, pero, ¿en qué cajón después de tres mudanzas? 

Había abandonado, aparcado y perdido muchas de mis pasiones, virtudes, ilusiones, y ese hueco lo habían ocupado miedos, incertidumbres y anhelos. Necesitaba volver a ser yo con la disciplina y la madurez que me han aportado estos años y sin la ingenuidad de cuando eres mucho más joven. 

Abordo esta nueva etapa desde la cuarentena. Habiendo dedicado la década anterior a mi hijo, del que me siento tremendamente orgullosa. El que me da ganas de vivir, el que ha conseguido, gracias a su frescura, talento y amor que yo me decida a emplearme en esta tarea ambiciosa pero que tiene en primera instancia la humildad de la experiencia piloto. 

Ya desde niña mis inquietudes artísticas y manuales habían sido notables. Siempre quise dedicarme a “esto”, a esto que llaman arte/diseño/publicidad/decoración/proyectos creativos en una palabra, aunque lo de “creativo”, y mira que la palabra es bonita… está tan adulterada, tan sobeteada, que da un no sé que utilizarla. Podemos usar “ingenioso”, pero no es lo mismo, o por lo menos a mí no me lo parece. 

Bueno, al lío, que me disperso… 

Me costó mucho trabajo que en mi casa me dejaran estudiar Bellas Artes. Un año entero recopilando información para que vieran que su hija no se iba a morir de hambre. Las salidas eran numerosas al igual que algo inquietantes. ¿Qué era eso del diseño gráfico, el industrial, la ilustración, la fotografía, la publicidad? 

Total, que al final aquella niña que había estudiado en un colegio de monjas y luego de curas, pisó, y con soltura, la Facultad de Bellas Artes. Allí se le abrió un mundo que ella desconocía, se codeó con gente muy, pero que muy diferente a ella. Y aprendió de todas ellas, y lo más importante, se conoció a sí misma y supo estar sola y disfrutar con ello. 

Se licenció, se especializó, se puso a trabajar, se casó y a los pocos años vino lo más grande que me ha dado la vida. 

A partir de ahí, mi vida cambió sus prioridades… 

Ya han pasado once años y noto que mi hijo ya no me necesita tanto. Ojo, no cómo antes. Ahora necesita esa mirada cómplice, ese abrazo, ese echarle una mano in extremis para la entrega de algún trabajo y un enseñarle cosas que hasta ahora habían permanecido simplemente apartadas. Disfruto con su curiosidad, con su valentía y arrojo, aunque algunas veces me comprometa. Disfruto con su honestidad… que palabra, verdad, con los tiempos que corren… 

A su padre y compañero de fatigas, ya hace años le dije lo que Laura Avellaneda le dijo a Martín en el libro “La Tregua” de Mario Benedetti: “Te quiero” (…)”Ahora lo sé. No te quiero por tu cara, ni por tus años, ni por tus palabras, ni por tus intenciones. Te quiero porque estás hecho de buena madera”. 

Resumiendo: Honradez, Honestidad, Conciencia, Buena Madera… 

Ahora, me planteo cómo reenfocar mi vida, cómo quitarme miedos, cómo apartar excusas, cómo liberar tanta emoción contenida y conseguir, con pasión, amor y perseverancia lo que me hacía vibrar, lo que me hacía feliz y me llenaba. 

Me lo tomo como una terapia, como un cambio, como una carrera de fondo… 

¿Ahora?, ¿En crisis? 

Y ¿por qué no? 

Mis propósitos cumplidos siempre han sido un cúmulo de retos, más o menos salvajes, pero cumplidos… 

¿La dieta? 

Para más adelante… O espera, a lo mejor la sumo… 

Fórmula: Imaginación + Concentración + Organización + Disciplina + BE TRUE TO YOURSELF 

Me propongo rescatar lo mejor de mí, sorprenderme y sorprenderos, evolucionar y sentirme satisfecha. Que cada día que pase sea un + y no un -. 

Gracias a una amiga y algunas bloggers que me enseñaron a hurgar en mi interior y darme cuenta de que sí, que yo era capaz de hacer cosas. Que desde su más absoluto desconocimiento, han sabido tocar la tecla para abrir y comprender un trozo de mi vida, de mi pasado y darme fuerza para un futuro… y hacerme reír, pero mucho, mucho. 

Gracias, Cris, Leticia, Lucía, MadreYMas, Jomeini, Alisa, Debra, Garance, y todos/as aquellos/as que de manera anónima y sin saberlo han puesto su granito de arena. 

GRACIAS!!!

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