27.1.13

Las sillas agradecidas…





Hace ya algunos años compre un conjunto de mesa y sillas que me encantaron, pero a las que tenía que mimar de vez en cuando para que lucieran estupendas. Yo, que soy muy obediente, todos los veranos muñequilla en ristre les daba su cera y su abrillantado posterior para que me regalaran la mejor de sus sonrisas.

Peeeero, empezaron a subirse a ellas niños, incluido mi hijo, que no demostraban hacia ellas ningún respeto, ninguna consideración. A ellas se les comenzó a marchitar el rostro y no hubo láser posible que les devolviera la tersura y luminosidad que habían mostrado antaño.

Llamaron a un hada madrina profesional llamada Sherlimp, pero ésta no consiguió rescatar su lozanía. Más tarde llegaron otras, menos profesionales, llamadas lejía, kalia, oxígeno activo, pero nada…, se llevaban la pasta pero no las manchas. Así pues, quién mejor que su Amita que las cuidaba tanto para intentar el milagro de milagros, de manos del doctor DIBUJO.

La Amita, armada con un Edding 3000 Permanent Marker, las trasladó a golpe de trazo a una etapa nueva en su vida. El esplendor y la gloria les llegó cuando sus usuarios reunidos en fiesta de amigos suspiraron por sus nuevos encantos.












Y colorín, colorado este cuento no ha terminado porque del conjunto de seis aún falta una.

¿Os han gustado? ¿Te apetece tener algo parecido?

Besos
Vir

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Me alegro de que te gusten, lo malo es que ahora a la gente les da pena sentarse nos las vayan a estropear… jajaja
      Y digo yo: ¿Habrá más gloria para ellas que alguien les ponga encima su insigne trasero?

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