21.3.13

La gente de todos los días…





Hoy me has visto correr y me has esperado, me conoces y yo a ti, bueno realmente conoces mi horario, mi parada y mi ropa, mi pelo, mis gafas y mi voz en el saludo de la mañana. Te he dado las gracias y me has sonreído.

Dentro del autobús, la gente de todos los días, casi una familia, la familia de las 8.30h. Paso lista y parece que no falta nadie. Están los estudiantes con su endiablado manejo de dedos sobre la blackberry; la embarazada, debe estar de 6 ó 7 meses y hoy ha tenido suerte, le han cedido el sitio; la de las piernas bonitas, ¡señores, qué piernas!!!, son espectaculares y ella lo sabe; la dependienta, parece que está acatarrada; las ruidosas señoras en grupo, menos mal que se bajan pronto y el resto podemos leer, escuchar la radio o simplemente contemplar y especular sobre la vida de otros, los que llevamos al lado, de frente o dos filas más atrás…

Vaya por Dios, me falta uno, aquel señor de unos cincuenta y con pelo cano. Esperemos no le hayan despedido y sólo sea que tiene la gripe. El otro día estaba algo preocupado y le comentaba a una conocida que la cosa no iba bien…

Y es que conoces retales de sus vidas, sus gustos literarios, su forma de vestir, su ocupación, sus preocupaciones y sus planes de futuro…

Duermen, estudian, escuchan música, cortan con el novio, mienten por teléfono, se toman la píldora o el zumo del desayuno…

Si un día, por esos azares de la vida, te los encuentras en otro lugar, a otra hora, te miras, sonríes y piensas, yo a ti te conozco… eres el del autobús, el de todos los días…

- A todos aquellos que empatizan con el de enfrente y le tienden una mano si lo necesita -

¿Os ha ayudado alguna vez gente de todos los días? 

No es necesario el autobús, puede ser la cafetería donde tomáis café, el metro, el colegio o guardería de vuestros hijos, resumiendo los lugares en los que habéis establecido rutinas.

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