13.2.13

La clandestinidad del/un/mi blog…



No he sido amante nunca de esconderme de las cosas, ni de los problemas, -a lo hecho pecho-, quizá un poco de las personas por una timidez que pasa la mayoría de las veces desapercibida. C’est la vie.

Generalmente, he preferido quedar con alguien a tomar un café que estarme dos horas por teléfono. Lo odio, siempre lo he odiado, incluso cuando las distancias justifican el medio, he preferido escribir una carta o un mail. 

Y es que necesito el contacto físico, recibir la mirada de la personas que tengo delante y que ellas obtengan lo mismo. Cuanta verdad se esconde en ellos, en esos ojos que te hablan de triunfos y sólo detectas tristeza, en esos que bajo siete capas de rimel descubres la más deliciosa sencillez o de aquellos que incluso detrás de unas magníficas gafas de sol sólo ves cobardía… 

Ahora, desde el lugar que me proporciona el blog disfruto de una rara clandestinidad, un sucedáneo de anonimato, porque muchas veces cuentas lo que no te atreves o no te dan la oportunidad de contar cara a cara. Me permite exponer como soy, lo que me interesa, lo que hago, incluso las neuras y miserias del día a día, sin tapujos, sin ser juzgada, o sí, pero sin condicionarme el paso siguiente. 

No he hablado del blog a mi gente más cercana, a mi familia, a mis amigos, a mis compañeros de trabajo… Me he lanzado, así, a las buenas a ver que pasaba… Me apetecía catar el feedback del medio y poder compartir opiniones e intereses, algo que me estimula mucho y tenía un poquitín abandonado. 

Quizá, y a lo mejor me estoy equivocando, todo es más personal. Bueno, todo depende del enfoque del blog y de los límites que pongas. Están los escaparate, los cajón desastre, los ni chicha ni limoná, los entregados a una causa (cocina, moda, decoración, niños, política,…), los divertidos, los delirantes, y los que con cierta regularidad en sus entradas te entregan su alma… y es que detrás de todos, hay una persona con su vida, con sus problemas y sus alegrías no siempre compartidos… 

Con esto, no voy a juzgar si es mejor o peor hacer un ventanal en tu vida o poner una simple mirilla, cada cual que sea lo visible que quiera… 

Supongo que como ocurre cuando conocemos a alguien de manera personal, según la impresión que nos cause, o abandonamos o nos apetece seguir conociéndola y que a su vez nos conozca, para seguir manteniendo el vínculo iniciado. Supongo, una vez más, que en el mundo de los blogs es así también. 

Otra de mis cavilaciones es: ¿Tengo tanto que contar? Creo que si. Todos los días nos hacemos preguntas, nos sorprendemos o disfrutamos con algo, vemos crecer a nuestros hijos, nos decidimos a emprender caminos… ¿No consiste en eso la vida? 

¿Quién está detrás de todo esto? Una persona normal, humilde, con alguna que otra aspiración en la vida, con unas prioridades claras y a la que le gustaría todos los días echarse a dormir con la conciencia tranquila. 

Y vosotros/as , ¿qué pensáis sobre la clandestinidad del blog?

1 comentario:

  1. A todas estas no sé qué apodo tienes o cómo te llamas, jajaja, pero bueno, rebotando de un enlace a otro he llegado a tu blog que he estado rato curioseando, y bueno, me he sentido bastante identificado con este post. La verdad es que empecé mi blog hace años y en fin, desde luego empezó y sigue estando en el más absoluto secreto, porque lo uso básicamente como diván de psiquiatra gratuito, y sería terrible que la gente de mi entorno lo leyera. Aunque a veces desearía que determinada gente leyera determinadas entradas concretas, porque creo que me entenderían mejor y en persona muchas veces siento que no me expreso bien de verdad...

    Tengo otro blog sobre un tema más general y no personal, y ese sí que me gustaría publicitarlo, jajaja, tengo que ponerme a ello.

    ¿A día de hoy sigues sin haberle mostrado tu blog a nadie? La verdad es que me gusta tu estilo al escribir. ¡Un saludo!

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